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�ndice e introducci�n de "�Ciudadanos, a la Red!"

Fecha: vie, 24 mar 2000 12:51:15 -0400
De: Susana FINQUELIEVICH <[email protected]>


�Ciudadanos, a la Red!

Los vínculos sociales en el ciberespacio

 

Susana Finquelievich

(Coordinadora)

Pablo Baumann, Mariano Blejman, Ezequiel Fejler, Susana Finquelievich, Hilda Herzer, Alejandra Jara, Graciela Kisilevsky, Rainer Randolph, Scott Robinson, Ester Schiavo, Douglas Schuler, Artur Serra, Raúl Trejo Delarbre, Raquel Turrubiates

Índice

Introducción: Redes electrónicas, cables sociales, Susana Finquelievich

Parte 1: La ciudad actual: redes tecnológicas y redes sociales

Capítulo I:Las mutaciones de lo urbano: de la "red de ciudades" a la "ciudad-red", Rainer Randolph

Capítulo II: Internet y vida urbana: cuando el ciberespacio y la calle se complementan, Raúl Trejo Delarbre.

Capítulo III: Los ciudadanos de la Sociedad de la Información: entre los "señores del aire" y el pueblo natal, Ester Schiavo

 

Parte 2: Las transformaciones de los gobiernos locales

Capítulo IV: Usos sociales de TICs: Gobiernos locales y Participación Ciudadana, Pablo Baumann

Capítulo V: La informática en los gobiernos locales, Percepción y usos reales, Hilda Herzer y Graciela Kisilevsky.

Capítulo VI: Telecentros en México: Desafíos y posibilidades, Scott S. Robinson

.

Parte 3: La renovación de las organizaciones comunitarias

Capítulo VII: Del café de barrio a las redes electrónicas. Las comunidades virtuales como actores sociales en las ciudades, Susana Finquelievich

Capítulo VIII: Nuevas comunidades y nuevas redes comunitarias. Construír nuevas instituciones para enfrentar los nuevos desafíos, Douglas Schuler

Capítulo IX: Las redes ciudadanas: Una  tecnologia de la sociedad de la informacion. Lecciones del proyecto europeo EPITELIO, Artur Serra.

Capítulo X: Redes comunitarias en el ciberespacio: el caso de la Argentina, Alejandra Jara

Capítulo XI:   Hacia la conexión ciudadana. El caso de la ciudad de Austin, Texas, EEUU. Graciela Kisilevsky.

 

Parte 4: Vínculos electrónicos

Capítulo XII: Las comunidades virtuales en Argentina: vida y pasión., Ezequiel Fejler

Capítulo XIII: Chat, chat....Agoras cibernéticas y comunicación global, Raquel Turrubiates.

Capítulo XIV: Universo Mail, Mariano Blejman

 

Los autores

Introducción

Redes electrónicas, cables sociales

Susana Finquelievich

Jamás tanto de cerca arremetió lo lejos.

César Vallejo

 

La sociedad de las redes

31 de diciembre de 1999. La población está a la espera del nuevo milenio. La expectativa previa a las festividades convive con un vago malestar por la amenaza del Y2K, el "virus del milenio", esa pequeñísima falla en los programas informáticos que puede hacer colapsar los sistemas. Pero no parece haber peligro: en los países más desarrollados, las grandes corporaciones han invertido fortunas para asegurarse el buen funcionamiento de sus computadoras. El primer lugar en llegar el 1 de enero, sobre el planeta, es la República de las Islas Marshall, cerca de la Linea Internacional de Fecha en medio del océano. Las cámaras televisivas que transmiten para el mundo desde su capital, Majuro, registran primero los fuegos artificiales que comienzan los festejos, luego un apagón masivo de electricidad y un avión que se estrella contra la oscura pista de aterrizaje. A partir de allí, los medios de comunicación no dejan de transmitir desastres alrededor del mundo. Diferentes ciudades en Siberia, Rusia, China, Japón, Australia, Europa, Brasil, México, y finalmente Estados Unidos sufren apagones masivos, incendios, falta de agua, de teléfono, de comunicaciones en general. Las redes técnicas colapsan. Los aviones caen como moscas, los transportes subterráneos se paralizan, los trenes chocan. Inevitablemente, los sistemas bancarios se desmoronan y las bolsas financieras enloquecen. Todo ello se acompaña de motines, asesinatos, suicidios y formaciones de hordas de fanáticos religiosos. El virus del milenio ha comenzado a actuar.

Los países centrales habían, ciertamente, tomado sus precauciones con respecto a sus sistemas informáticos, pero no así todos los países periféricos. Los viejos chips infectados en sistemas insignificantes van infectando al resto en sus respectivos países, y luego, por medio de las redes electrónicas empresarias, financieras, políticas, universitarias, sociales, a los demás países, hasta que el caos se adueña del planeta. Las ciudades retroceden a un estado medieval en cuestión de horas. Sólo se salvan las zonas rurales, no tecnologizadas.

"Y2K. Efecto 2000", la novela de ciencia-ficción del norteamericano Mark Joseph, que relata este apocalipsis, puede ser discutible desde el punto de vista literario y hasta tecnológico, pero señala una evidencia: ningún país, ninguna ciudad, ningún barrio están aislados. Los sistemas tecnológicos y económicos, además de los políticos y sociales, integran lo que Manuel Castells llama "la sociedad de las redes". El sociólogo español, pionero del análisis de la sociedad informacional, se refiere como una de sus características principales a la lógica de las redes, que se adueña "...de cada sistema o conjunto de relaciones, usando las nuevas tecnologías de información. La morfología de la red parece estar bien adaptada a la complejidad creciente de las interacciones, y a los impredecibles paradigmas de desarrollo que emergen del poder creativo de estas interacciones". Y añade: "Esta configuración topológica, la red, puede ahora implementarse materialmente, en todo tipo de procesos y organizaciones, a través de las accesibles tecnologías informáticas. Sin ellas, la lógica de redes sería demasiado trabajosa de implementar. Y sin embargo, esta lógica es necesaria para estructurar lo inestructurado, mientras se preserva la flexibilidad, ya que lo inestructurado es la fuerza que lidera la innovación en las actividades humanas".

Estas redes son, por ahora, predominantemente urbanas. En la sociedad de la información que es nuestra circunstancia, la ciudad, locus de producción y difusión de innovaciones tecnológicas y nodo estructural de esta nueva sociedad, es también el nuevo escenario predominante de las redes informáticas. Estas determinan en ella nuevas formas de producción y distribución (ejemplos como el teletrabajo, telecompra, telebanking, son sólo la ínfima parte visible en la actualidad), nuevos hábitos y modos de vida, relaciones afectivas, formas de gestión de infraestructuras y servicios, administración ciudadana, formación de organizaciones participativas, de comunidades virtuales, de modos innovadores de asociación y de uso del espacio urbano. Estas transformaciones, por ahora aparentemente invisibles, repercuten crecientemente en la forma urbana y en la organización social. La ciudad ya no sólo integra diferentes redes: ES, a su vez, un conjunto de redes. Habitamos en la ciudad-red, y nuestras vidas transcurren enredadas en múltiples conjuntos de interacciones.

�Venís aquí a menudo?

"�Venís aquí a menudo?" es una frase que no sólo se escucha a manera de introducción en bares, discos o clubes. Actualmente forma parte del folklore del ciberespacio, en sus distintas variantes: "�Participás en esta o aquella lista/foro/comunidad virtual?" "�Sos activo o lurker?" "�Encontré en Internet una comunidad que se organiza para revitalizar los espacios verdes, y está en mi ciudad!" "�Adherís al mail contra el congreso neonazi?" "�Viste la última sesión en el sitio web de la Legislatura?". Internet, el correo electrónico, son el escenario impalpable de una gran parte de los actuales intercambios sociales, desde las nuevas formas de organización comunitaria hasta los encuentros amorosos, desde el comercio electrónico hasta los esfuerzos de los gobiernos por adaptarse a los requerimientos de la Sociedad de la Información.

Este libro reúne artículos originales de autores de diversas nacionalidades y disciplinas académicas, unidos por una pasión común: el estudio de las relaciones sociales y políticas, las redes personales y comunitarias que se crean y desarrollan en el espacio "virtual" generado por la comunicación mediatizada por computadoras, pero que con su accionar transforman el espacio "real" (tanto el físico como el social) de las ciudades que habitamos. Muchos de los que escribimos en este libro nos hemos conocido precisamente en foros electrónicos o navegando por la Red, antes de cruzar continentes y mares, de encontrarnos personalmente frente a cafés y cervezas y anudar amistades y asociaciones laborales duraderas. Otros compartimos espacios físicos, vivimos en la misma ciudad y nos encontramos periódicamente en reuniones presenciales, pero a diario intercambiamos mails en los que enviamos y recibimos información, discutimos y generamos nuevas ideas. Somos, en resumen, habitantes de dos mundos yuxtapuestos: el presencial, con la riqueza que sólo pueden dar los encuentros cara a cara, y el virtual, que aporta las i-limitaciones de la asincronicidad y la metaespacialidad, esta última posibilitada por el sentido a-geográfico y deslocalizado de las redes electrónicas. Actuamos inevitablemente en varias redes: las que estudiamos, las que vivimos en nuestra cotidianidad. Las redes electrónicas sostienen así los cables sociales, y viceversa.

Las redes electrónicas comunitarias

Las redes electrónicas comunitarias, o redes ciudadanas soportadas por TICs (Tecnologías de Información y Comunicación), objeto fundamental de este libro, son un nuevo tipo de experiencia urbana que se está implementando en forma creciente, tanto en los países mas industrializados como en los periféricos. Consisten, básicamente, en sistemas informáticos on-line que amplían el alcance y las potencialidades de las organizaciones comunitarias existentes y colaboran a la creación de nuevas organizaciones. Estos sistemas están concebidos para promover y estimular la comunicación, la cooperación, la participación y el intercambio de información, experiencias, bienes y servicios entre los ciudadanos y los actores públicos y privados de una comunidad (ONGs, instituciones gubernamentales y empresas privadas), mientras simultáneamente abren la comunidad local a la comunicación en red con la comunidad global.

Las tecnologías de información y comunicación (TIC) se utilizan en estos casos para apoyar a las organizaciones comunitarias en sus esfuerzos hacia el desarrollo social y económico de sus poblaciones-objetivo. Esto, a su vez, da lugar a lo que los anglosajones denominan Community Informatics, informática comunitaria (IC): una estrategia tecnológica que aúna los esfuerzos en pro de un desarrollo economico y social comunitario con las oportunidades emergentes en áreas como el comercio electrónico, los telecentros y redes cívicas, la democracia electrónica y la participación pública en línea, además de comunidades centradas alrededor de la autoayuda, la salud mental, actividades culturales, ambientales y otras. La IC, en síntesis, consiste en el estudio de las aplicaciones de TIC a las acciones de las organizaciones comunitarias para el logro de sus objetivos sociales, económicos, políticos o culturales.

Para ello es fundamental considerar la accesibilidad de la población a las TIC. Gurstein (1999) identifica siete niveles de acceso: gobernabilidad/políticas, educación/facilitación social, proveedores de servicios informáticos e Internet, contenidos/servicios, herramientas de software, instrumentos, y facilidades de transmisión. En estos niveles están incluidos el acceso técnico (conexiones telefónicas y computadoras), acceso económico (los costos de uso y mantenimiento de estos sistemas), acceso social (barreras culturales, educativas y sociales que limitan el uso de los sistemas) y acceso físico (para los individuos con dificultades físicas. También es interesante considerar cómo administrar y situar la institución u organización a través de la cual la población tiene acceso a la IC. Profundizando un poco más en la cuestión, encontramos que es importante debatir cómo organizar el contexto tecnológico (institucional, organizacional, educativo, etc.) con el objetivo de optimizar los usos de la tecnología y las potencialidades que presenta. También es necesario considerar de qué manera las oportunidades de acceso público a las TIC se relacionan con servicios no tecnológicos y otras estructuras organizacionales; por ejemplo, de qué manera el acceso y uso de los centros tecnológicos comunitarios o telecentros podrían incorporarse a equipamientos urbanos.

Pero además, es preciso desarrollar la investigación sobre la sociedad de la información para comprender que los procesos de tecnologización de las ciudades no suceden inocentemente, ni por azar, ni están desprovistos de sentido, sino que por el contrario, soportan y materializan un sistema de vida, una estructura socieconómica, una forma de entender el mundo "virtual", así como el lenguaje verbal lo hace en la vida "real". La tecnología no es un ente aislado con fuerza propia, sino que se desarrolla en un marco social que la contiene y que a la vez ésta contiene en una interrelación dialéctica y eterna. Por estas razones, habría que comprender y analizar cuáles son aquellos aspectos, leyes, programas, formas de utilización y políticas a desarrollar para proveer a las redes características democratizantes y socializantes de la información, para que no funcionen meramente como elementos de poder sino también de contrapoder. La accesibilidad a la Red deberá ser acompañada por políticas de aprendizaje y de desarrollo de conocimiento, tendientes a modificar de alguna manera el intento de privatización de la red, por parte de las corporaciones, y a introducir en ella contenidos propios.

El interrogante inevitable es: �Las redes electrónicas comunitarias, son igualmente eficaces en los países centrales y en los periféricos? �La inserción de estas comunidades en redes globales de comunicación puede significar mejoras en su calidad de vida? �Puede originar nuevas fuentes de ingreso, acceso a mejoras en los sectores de la educación y la salud o un incremento en la calidad de la gestión urbana? En síntesis �las redes globales de comunicación son útiles para la transformación positiva del espacio físico y social local? Y lo más importante: �Cómo puede una comunidad apropiarse de estas tecnologías, y utilizarlas para elevar su calidad de vida?

Este libro trata de proporcionar algunas respuestas a través de las investigaciones y reflexiones de sus autores. Nuestro interés al reunir los trabajos es estudiar estos procesos a medida que se producen, para aplicar las conclusiones a la transformación de las ciudades y la optimización de la calidad de vida urbana, comenzando por la gestión municipal y la participación ciudadana. En tiempos en que Internet produce un aporte diferencial, en el sentido de que actúa como factor de creación de comunidades, resulta indispensable pensar en estos procesos, antes de que los procesos nos piensen.

Presentaciones.

El libro está organizado en cuatro partes fundamentales. La primera, "La ciudad actual. Redes tecnológicas y redes sociales", se refiere a las nuevas concepciones urbanas, la ciudad informacional, que como plantea Castells "... no es una forma, sino un proceso, un proceso caracterizado por la dominación estructural del espacio de los flujos". En ella, Rainer Randolph reflexiona sobre el escenario de la ciudad-red, que se yergue sobre una doble estructura: una estructura físico-material de su ambiente construido y de sus circuitos y flujos, y otra estructura menos visible (en parte también físico-material) que permite los flujos informacionales y de comunicaciones que abren al habitante el acceso a "otro" mundo. Por su parte, Raúl Trejo Delarbre nos comunica sus pensamientos sobre Internet, en tanto que medio específica e intensamente urbano. Para el pensador mexicano, "...las redes de información, en su extensión, desorden y disparidad, se asemejan a las autopistas y avenidas de cualquiera de las megalópolis contemporáneas. Como en ellas, en la Internet hay zonas de luces y otras, de sombras. Existen rutas directas y atajos bruscos; espacios de reflexión y muchos más de diversión. Igual que en las arterias de nuestras grandes ciudades, en la red de redes podemos hallar -o sufrir- encuentros sorpresivos y otros, pronosticables; corremos el riesgo de padecer despojos y la posibilidad de hallar deleites y retribuciones. La desigualdad social, que en las ciudades es particularmente contrastante, forma parte de las realidades que se traslucen a la red de redes". Ester Schiavo contribuye un tercer punto de vista: se interroga sobre la ciudadanía cibernética. Lo cierto, plantea la autora, es que el ciudadano ya no sólo se define por pertenecer a una ciudad o Estado como sujeto de derechos políticos, y por otraparte, la difusión de las tecnologías de la sociedad de la información (TSI) plantea nuevos interrogantes a este debate, �los ciudadanos de la sociedad de la información (SI) son una nueva categoría de ciudadanos del mundo? �Lo son sólo aquellos conectados a las redes telemáticas, o es posible pensar que estas tecnologías permitirán mejorar las condiciones de ciudadanía de todos los habitantes del planeta?

La segunda parte del libro, "Las transformaciones de los gobiernos locales", presenta trabajos sobre las actitudes de los gobiernos municipales frente a la incorporación de TIC, tanto en su funcionamiento interno como en la interacción con los ciudadanos. Pablo Baumann aporta un estudio de caso en la ciudad de Buenos Aires, en el que eencara el tema desde dos frentes; el primero releva experiencias gestadas a partir de los propios gobiernos locales, tendientes a lograr una presencia en el ciberespacio por medios que van desde la creación de web sites hasta la concepción de proyectos más ambiciosos; el segundo frente analiza las experiencias realizadas o por realizarse por la sociedad civil y sus organizaciones comunitarias. El capítulo de Hilda Herzer y Graciela Kisilevsky desarrolla un tema similar desde una óptica diferente: las autoras recorren el período histórico hasta 1998 en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, para adentrarse en los intentos de generar nuevas formas de organización de la Legislatura, utilizando TICs, y estudiando las limitaciones que emergieron. Scott Robinson nos lleva a México, donde analiza los telecentros, espacios públicos donde cualquier persona puede consultar Internet, además de comunicarse vía correo electrónico con quien desea. Según el autor "Un telecentro en un compromiso para ofrecer información y un adiestramiento en el manejo de la misma, mas allá de intereses mercantiles. Una red nacional e internacional de telecentros es el anexo lógico a las bibliotecas públicas en nuestro tiempo, y es una propuesta para atenuar el divisorio digital que ahora marca la condición poscolonial". Robinson analiza la actitud de los gobiernos locales mexicanos acerca de este nuevo equipamiento urbano.

La tercera parte, "La renovación de las organizaciones comunitarias"es la más poblada. Está específicamente dedicada al estudio de redes electrónicas comunitarias en Argentina, Europa y Estados Unidos. Deliberadamente, hemos elegido estudios de caso para integrarla, dado que a pesar de la urgencia de construir un cuerpo teórico sobre los efectos sociales de la revolución informática, y fundamentalmente sobre las redes comunitarias sostenidas por computadoras, creemos que no se puede elaborar una teoría basada sólo en las especulaciones intelectuales, o extrapolando teorías de autores clásicos sobre temas nuevos. Por el contrario, es necesario construir y acumular una masa crítica de estudios de caso, porque de ella se pueden extraer las reflexiones que irán edificando dialécticamente las bases de una teoría.

En esta sección, Susana Finquelievich aporta un marco teórico sobre las redes electrónicas comunitarias y las comunidades virtuales, proporcionado las herramientas conceptuales que serán utilizadas en los capítulos siguientes, y contrastando las reflexiones de varios autores y las suyas propias, basadas en investigaciones recientes y en curso. Douglas Schuler, un clásico inevitable en este tema, plantea que antes de que las computadoras ocuparan el centro del escenario, el término "red comunitaria" era un concepto sociológico que describía el modelo de comunicaciones y relaciones en la comunidad. Para este autor, las nuevas redes comunitarias basadas en la informática son una innovación reciente, dirigidas a ayudar a revitalizar, reforzar y expandir las redes comunitarias existentes, basadas en las personas, de la misma manera en que las innovaciones cívicas anteriores han ayudado históricamente a las comunidades. Artur Serra, desde Barcelona, describe el proyecto EPITELIO (1996-1998), que consistía en principio en desarrollar una plataforma telemática para la lucha contra la exclusión social. Fue uno de los pocos proyectos en el área de temas urbanos y rurales del IV Programa Marco europeo relacionado con uno de los objetivos distintivos de la estrategia europea: la creacion de una sociedad de la informacion abierta a todos los ciudadanos sin exclusion, mas alla del desarrollo de una mera  infraestructura de informacion. El resultado ha sido no tanto crear una plataforma telemática, sino desarrollar y potenciar  un conjunto de nuevas organizaciones tanto de distrito, como de ciudad, como europeas, que permiten materializar lo que entendemos por "sociedades de información".

Alejandra Jara analiza los usos que hacen las organizaciones de la sociedad civil de las TICs y los impactos que este uso que genera en los modelos de articulación intra e interinstitucional por medio de un estudio sobre organizaciones usuarias de diferentes niveles de TIC. Los resultados obtenidos permiten evaluar las tendencias actuales, transformaciones e impactos que genera la implementación del uso de TICs, fundamentalmente en las organizaciones de apoyo locales vinculadas a las redes globales. Graciela Kisilevsky analiza un estudio de caso sobre la construcción de una red electrónica comunitaria en la ciudad de Austin, Texas, USA, para determinar los alcances de estas nuevas conformaciones sociales y averiguar en qué medida contribuyen a la creación de un nuevo espacio cívico, quiénes son los actores que intervienen en su construcción, cómo se implementan, y detectar el potencial de las TICs para democratizar y reforzar la vida comunitaria y transformar las prácticas políticas al nivel de los gobiernos locales.

La cuarta y última parte, Vínculos electrónicos, está dedicada precisamente a las relaciones sociales que se tejen en la Red, sin que medien en éstas objetivos comunitarios. Ezequiel Fejler analiza las comunidades virtuales en Argentina, desde 1984 a 1999; el autor diferencia tres etapas: las comunidades nacidas en los BBS (Bulletin Board System o Sistemas de Boletines electrónicos); las comunidades nacidas en las listas de correo, que siguen vigentes hoy en día como una de las formas más desarrolladas de intercambio a través de la Red; y las nacidas en los sitios Web de comunidades comerciales, que se perfilan como uno de los posibles futuros del ciberespacio. Raquel Turrubiates Calcáneo se consagra a la nueva forma de comunicación en el ciberespacio: los Chats, poblados de cibernautas desconocidos en su mayoría, donde las conversaciones pierden su sentido efímero, ya que pueden ser conservadas. Las salas de Chat, sostiene la autora mexicana, son los lugares lúdicos donde los internautas encuentran espacios de socialización para la nueva cultura de la naciente sociedad de la información. Para finalizar, Mariano Blejman toma un enfoque atípico sobre las TICs: el correo electrónico como instrumento de formación de tácticas subvertoras. El autor argumenta que éstas se potenciarán a medida que haya un mayor conocimiento del medio tecnológico y una mejor educación. "Recién entonces mayor será la posibilidad de contrarrestar los ataques a la privacidad, representados en muchos casos por la invasión de virus y gusanos, y en otras por lecturas indeseadas de correos electrónicos, tráfico de cuentas de e-mail, control de actitudes, persecución ideológica y robo de datos. La tecnología actual comenzó la destitución del espacio real, en función del tiempo real; todo sucede demasiado rápido, en todas partes y al mismo tiempo. El correo electrónico es uno de los soportes materiales e ideológicos para que ello suceda", sostiene.

Entre otras muchas cosas, la transición a una sociedad de la información implica nuevas concepciones del espacio y del tiempo, de los lazos sociales, del trabajo y el consumo, de las formas de gobernar y de las maneras de participar en esos gobiernos o de ejercer un control social sobre ellos. Todo ello constituye gradualmente redes de redes. De las redes de ciudades evolucionamos hacia la ciudad-red, y de allí, a un mundo que no se hace más reducido, pero sí inextricablemente complejo, en el que las acciones locales repercuten a nivel global y viceversa. Este libro pretende, con todas sus limitaciones, ayudar a la comprensión de esta nueva sociedad.

 

 

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�ltima modificaci�n: 29/03/2000