La Brecha Digital: �a ver a ver!

Daniel Pimienta, Funredes, marzo de 2002

 

�Durante los �ltimos a�os, la red humana MISTICA (http://funredes.org/mistica) constituida de investigadores y activistas de Am�rica Latina y el Caribe ha reflexionado colectivamente, acerca del tema de la ahora muy famosa "Brecha Digital". A menudo, el grupo se irrita de la ret�rica dominante por superficial y simplista ya que tiene la tendencia a distraer las promesas realmente sociales (la apropiaci�n social de la tecnolog�as y desde ah� el "empoderamiento" de las personas y las comunidades) y a polarizar la discusi�n sobre el tema de los accesos, con el sentido estrecho del tema (�Es que acaso s�lo se trata de fabricar consumidores en el Sur para el  mercado del comercio electr�nico y sus productos procedentes del Norte?).

� - La base del problema es la brecha social y no la brecha digital. Las diferencias estad�sticas entre pa�ses del Sur y del Norte acerca del acceso de usuarios a� las TIC no son otra cosa que el reflejo de esta fractura socio-econ�mica (la cual, de hecho, tambi�n existe dentro de los pa�ses industrializados).

� - Ciertamente, el colectivo MISTICA (donde interact�an varios actores de terreno, algunos de los cuales luchan para la diseminaci�n de las TIC desde casi 15 a�os) considera que, bajo ciertas condiciones, las TIC pueden representar una oportunidad extraordinaria para luchar contra la fractura social. Sin embargo, no hay evidencia alguna de que la conexi�n masiva de las personas sea la condici�n para que esta posibilidad se realice.

� - Los obst�culos a vencer para que las personas puedan cambiar su entorno social y econ�mico a trav�s el uso de las TIC no est�n limitados a la existencia de una infraestructura de telecomunicaci�n que sea accesible a un precio aceptable, aunque esta condici�n es por supuesto necesaria. Hay otros obst�culos, como el uso del idioma propio y de la educaci�n en general y, m�s espec�ficamente,� la cultura de la informaci�n.

� - Esta cultura de la informaci�n (o cultura de redes) y, m�s all� la habilidad en el uso de las TIC con plena conciencia de los desaf�os sociales, econ�micos, ling��sticos, culturales, pol�ticos, y ecol�gico (en el sentido de la ecolog�a de la informaci�n) no puede adquirirse  sino gracias a una formaci�n integral y a pr�cticas comunitarias. Se trata  de acompa�ar a l@s usuari@s a ser productor@s de contenidos y actores de desarrollo dentro de sus comunidades y no s�lo consumidores m�s o menos expert@s.

Si se trata meramente de ofrecer accesos baratos (o incluso gratis) y una capacitaci�n para el uso de programas propietarios sobre una PC, las consecuencias ser�n solamente de estimular las ventas de una compa��a de programas y crear los clientes para los productos del comercio electr�nico que viene de los pa�ses industrializados...

Comparando dos personas del Sur frente a una PC y teniendo en apariencia una pr�ctica similar, las diferencias en t�rminos de impacto para el desarrollo social pueden ser muy significativas. Para tomar dos casos extremos y esquematizar el mensaje, imaginemos:

�- "A" (a menudo un �Yuppie� de un Pa�s en V�as de Desarrollo) �surfea� el Web; hace amistades usando el �chat� y compra a trav�s de la Internet productos que se hace entregar desde Miami;

�- "B" crea una p�gina que refleja su cultura y su lengua; participa en conferencias electr�nicas profesionales, donde emprende acciones de colaboraci�n a distancia para contribuir al desarrollo de su pa�s;  busca con destreza la informaci�n que necesita para alcanzar los objetivos anteriores; anima una comunidad virtual y facilita, a trav�s de su sitio web (basado en programas libres), la venta de productos de artesan�a de su regi�n.

 

Finalmente, "A" esta frente a su pantalla y "B" de tras de su teclado, y eso hace toda la diferencia�

�Cu�l es la influencia respectiva de "A" y de "B" sobre el desarrollo de su pa�s? Probablemente negativa en el caso de "A" (ciertamente� negativa en t�rminos de balance de pago en d�lares!). Ciertamente positiva en el caso de "B" (probablemente positiva en t�rminos incluso econ�micos!).

�Qu� diferencias hay entre una comunidad de telecentros "X" y un cybercaf� �Y�? Los dos ofrecen, de manera aparentemente id�ntica, recursos de acceso compartidos entre varias personas que no tienen as�  la obligaci�n de tener infraestructuras individuales de acceso (PC, MODEM, l�neas...). Pero hay diferencias profundas que s�lo aparecen despu�s de un examen cuidadoso. El primero se integra al tejido de la comunidad y articula, por v�a de las TIC, soluciones a varias necesidades dentro de la comunidad (como el consejo legal o las remesas de su familia exiliada en EE.UU.). Ofrece una formaci�n que apunta a la apropiaci�n de la herramienta. El segundo no est� ligado a la comunidad; se limita a� la venta �de servicios que t�picamente s�lo habilitan a sus clientes al uso de los programas y que� sobre todo apuntan a la diversi�n.

En la realidad, hay un continuo de pr�cticas entre "A� y �B", as� como� entre "X" y "Y�. Podr�a resultar muy simplista el esquematizar... Pero debemos estar claro: �Es que acaso de lo qu� se trata es de formar� usuarios� tipo "A" y fomentar el desarrollo de centros tipo "Y�? Seguramente ese no es el deseo de la sociedad civil organizada de los pa�ses en desarrollo! Constituye pues el peligro de una ret�rica simplificando de la tal �Brecha Digital��

Los actores del campo del Sur nos preocupamos por una movilizaci�n de la atenci�n y de recursos por parte de los pa�ses industrializados y organismos internacionales que pretenden aportar una respuesta a la �Brecha Digital�, con soluciones donde realmente no estamos representados y en el marco de una gesti�n financiera donde las contribuciones, una vez m�s, permanecer�n en mayor proporci�n a los actores del Norte (un ejemplo entre otros es el proyecto del Banco Mundial �Global Development Gateway� cuyo costo representa el presupuesto de miles de proyectos regionales de desarrollo como Mistica).

Es tiempo de pensar que el modelo actual de cooperaci�n internacional necesita a s� mismo un cambio de paradigma, que habilitar�a el apoyo a soluci�n aut�ntica emergiendo desde el campo en lugar de continuar pr�cticas de imposiciones de soluciones dise�adas lejos de las realidades y para las cuales� la ecuaci�n econ�mica es absurda�