Una propuesta metodol�gica para medir la transici�n de Latinoam�rica hacia la Sociedad de la Informaci�n

Carlos Bianco, Gustavo Lugones y Fernando Peirano*

1. Introducci�n[1]

La reciente revoluci�n en el campo de las tecnolog�as de la informaci�n y las comunicaciones (TICs) ha abierto un proceso de profundos cambios pol�ticos, culturales y econ�micos. La marcha de este proceso, que nos conduce hacia la denominada �Sociedad de la Informaci�n o Sociedad del Conocimiento�, ha despertado un gran inter�s en los c�rculos pol�ticos, period�sticos, empresariales y acad�micos. Y con ello, la necesidad de contar con informaci�n fidedigna se ha vuelto un imperativo. Para dar respuesta a esta demanda se requiere contar con un sistema de indicadores que aborden espec�ficamente los aspectos clave de este fen�meno social y tecnol�gico. No s�lo para comprender y monitorear su desarrollo, sino para contar con una herramienta que permita orientar el accionar p�blico y privado a fin de aprovechar las oportunidades y mitigar los riesgos que una transformaci�n de estas caracter�sticas encierra.

2. Los requisitos de un Sistema de Indicadores de la Sociedad de la Informaci�n (SI)

La conformaci�n de este sistema de indicadores referidos a la SI requiere superar una serie de obst�culos y restricciones. Una de las primeras dificultades est� dada por las caracter�sticas del fen�meno a medir. Sin duda, estamos ante una tem�tica tan novedosa como extensa lo que convierte a la SI en un asunto sumamente complejo. Por el momento, se tiene un conocimiento rudimentario y menos a�n se sabe sobre c�mo se expresa en cada contexto local. Por lo tanto, la carencia de un marco te�rico que permita abordar el tema con mayor solvencia se presenta como una de las primeras cuestiones a resolver.

Otra dificultad proviene del hecho de que estamos ante un proceso que, si bien es global, no es homog�neo. Los indicadores que se adopten tienen que tener la cualidad de poder ser comparados internacionalmente pero, al mismo tiempo, deben ser capaces de captar adecuadamente la diversidad de situaciones locales.

Tambi�n existen restricciones en cuanto a las metodolog�as de recolecci�n de los datos. La creciente demanda por estad�sticas referidas al proceso de transici�n hacia la SI ha devenido en nuevas exigencias para los sistemas estad�sticos nacionales, agudizando las restricciones tanto presupuestarias como t�cnicas que existen en los pa�ses de Am�rica latina para la producci�n de informaci�n confiable, especialmente, en temas novedosos y sumamente din�micos. Algunas consultoras, instituciones acad�micas y c�maras sectoriales han buscado satisfacer esta demanda pero con suerte dispar. En la mayor�a de los casos, la informaci�n provista tiene una calidad cuestionable mientras que, en otros casos, s�lo han logrado ofrecer s�lo una mera compilaci�n de cifras. Por lo tanto, en el contexto Latinoamericano, el desarrollo de un sistema de indicadores requiere contemplar tanto los aspectos metodol�gicos (dise�o de indicadores, pautas de recolecci�n y procesamiento de lainformaci�n, etc) como las cuestiones que hacen a la participaci�n coordinada de los agentes responsables de la generaci�n de la informaci�n.

Respecto a la arquitectura institucional del sistema conviene comenzar se�alando que se observa que la naturaleza misma del fen�meno alienta una gran dispersi�n de las fuentes de informaci�n. Usualmente, los datos y los registros que se necesitan para nutrir el sistema de indicadores de SI se encuentran en los institutos de estad�sticas nacionales, en los organismos p�blicos encargados de las �reas de comunicaciones, de ciencia y tecnolog�a y de educaci�n, c�maras empresariales, grandes empresas, organismos multilatelares, unidades acad�micas y consultoras privadas, etc. Frente a esta situaci�n, no parece conveniente intentar imponer una �nica fuente como v�lida �que dif�cilmente podr� cubrir todo el abanico de temas involucrados- sino optar por una estrategia de trabajo en red a partir de la cooperaci�n entre las distintas fuentes. En este sentido, se aprecia la necesidad de que aparezca la figura de un coordinador de la red que asegure la participaci�n armoniosa de los distintos agentes y genere las condiciones para lograr un consenso sobre pautas metodol�gicas comunes. Tan importante como acordar qu� medir y c�mo hacerlo, es que el coordinador de la red asuma la tarea espec�fica de compilar y homogeneizar la informaci�n proveniente de distintos agentes a fin de asegurar su coherencia y calidad.

3. La matriz de indicadores de la Sociedad del Conocimiento

A partir de estas observaciones y lineamientos, se ha formulado una propuesta que intenta ser un marco de referencia para los distintos actores involucrados a fin de encauzar los esfuerzos y lograr una verdadera sinergia entre las acciones que se est�n realizando. Esta propuesta se ha estructurado en torno a la denominada �Matriz de indicadores de la Sociedad de la Informaci�n� e intenta ser una contribuci�n en la tarea de sentar las bases de un sistema de indicadores viable y pertinente para el �mbito Latinoamericano, capaz de describir los aspectos centrales del proceso de transici�n hacia la SI.

Dada la complejidad y amplitud de temas que encierra la SI, se ha optado por no abordar el objeto de estudio como un todo sino de forma segmentada, aunque sin resignar la perspectiva multidisciplinaria, para luego, en el momento del an�lisis propiciar una mirada integradora. Por lo tanto, y de acuerdo a las restricciones y pautas surgidas, se ha formulado un instrumento, que a�n se encuentra en fase de desarrollo, que bien podr�a caracterizarse como modular, flexible, gradual y cooperativo.

El car�cter modular de la propuesta

Como se mencion�, esta propuesta metodol�gica se expresa y sintetiza en un esquema matricial. Consideramos que la utilizaci�n de este recurso de representaci�n permite destacar, transmitir y contextualizar con mayor facilidad los principales conceptos y aspectos involucrados. Como se observa en la figura N� 1, este esquema se compone de dos grandes �reas. Por un lado, hay cuatro sectores o actividades que constituyen la base o soporte necesario para la conformaci�n de una SI din�mica y ampliamente extendida: Educaci�n, Ciencia y Tecnolog�a, Inform�tica y Servicios de Alto Valor Agregado, y Telecomunicaciones.

 

Estas cuatro actividades o sectores enmarcan a la �Submatriz de Difusi�n y Aprovechamiento de la Informaci�n y el Conocimiento� que ocupa la segunda de las �reas mencionadas y que, por esta raz�n, hemos superpuesto sobre la anterior en la figura. Esta submatriz est� conformada a partir de cuatro ejes tem�ticos -infraestructura, capacidades, inversiones y esfuerzos acumulativos, aplicaciones- cruzados por cuatro filas referidas a los actores -empresas, hogares, gobierno, otras instituciones-.

Cuadro de texto:

Los sectores o actividades de base

Los niveles alcanzados por una sociedad en materia de educaci�n, ciencia y tecnolog�a, as� como el desarrollo de la industria del software y de las telecomunicaciones inciden y condicionan, favorable o negativamente, el desenvolvimiento de la SI. Precisamente, son estos sectores los que conforman el marco dentro del cual el resto de los agentes y actores sociales intentan aprovechar de la manera m�s sencilla y mejor posible las herramientas disponibles para crear y gestionar la informaci�n, as� como la creciente oferta de bienes y servicios intensivos en conocimientos. Con la inclusi�n de estos sectores se busca destacar el estado de situaci�n y las principales tendencias de ciertas actividades que resultan necesarias aunque no suficientes para la conformaci�n y la consolidaci�n de la SI. La idea subyacente es simple: cuanto menor sea el grado de desarrollo de estos sectores, m�s dificultades y obst�culos encontrar�n los agentes econ�micos y sociales para asimilar las pr�cticas y herramientas distintivas de la SC.

Con respecto a las posibilidades de medici�n, es factible encarar el abordaje cuantitativo de estas actividades a partir de una selecci�n de los indicadores sectoriales que actualmente ya se generan. Posiblemente, sin embargo, la selecci�n deba acompa�arse de una reinterpretaci�n de la informaci�n que surge de los indicadores �tradicionales� teniendo en cuenta la totalidad de los procesos que est�n en curso.

La submatriz de difusi�n y aprovechamiento de la informaci�n y el conocimiento

La Submatriz de An�lisis de la Difusi�n y el Aprovechamiento de la Informaci�n y el Conocimiento (SADA) est� compuesta por cuatro columnas y cuatro filas. Las columnas expresan las principales variables te�ricas o ejes tem�ticos a evaluar. Los actores sociales y econ�micos aparecen a trav�s de las filas.El enfoque basado en estos cuatro actores surge de una elecci�n y, por supuesto, no es la �nica manera de abordar el amplio y complejo conjunto de situaciones que devienen con el surgimiento de la SI. La preferencia por esta alternativa se apoya en que es la mejor manera que hemos encontrado para conjugar la capacidad explicativa con la

viabilidad de aplicaci�n. Adem�s, resulta oportuno destacar que tal como est� formulada facilita el �di�logo� con otras metodolog�as dado que las categor�as propuestas (filas) r�pidamente pueden asociarse con los conceptos de e�business, e-government, e- entertainment, e-learning, e-health, etc.

El car�cter flexible de la propuesta

En el comienzo de este documento hemos destacado que esta propuesta metodol�gica ha intentado contemplar desde su formulaci�n las dificultades y las restricciones de los sistemas de generaci�n y recopilaci�n de informaci�n estad�stica de Am�rica latina. En este sentido, nos parece importante subrayar la posibilidad y la conveniencia de generar informaci�n utilizando tanto metodolog�as del tipo �apreciativas� como �cuantitativas�. A diferencia de lo que sucede con otras propuestas, el planteo modular de este instrumento permite satisfacer la demanda informativa de forma combinada. Al estar organizada en m�dulos, nuestra propuesta permite que cada uno de los aspectos pueda ser abordado a trav�s de la t�cnica de recolecci�n de informaci�n m�s conveniente o factible de ser aplicada en cada caso. Para algunos m�dulos, ser� posible ofrecer datos estad�sticos mientras que en otros se dispondr� de informaci�n proveniente de consultas y fuentes calificadas. De otro modo, la adopci�n de una postura excluyente tiene el riesgo de atentar contra la viabilidad de su aplicaci�n.

El �nfasis puesto en la posibilidad de combinar enfoques de aproximaci�n para cada uno de los aspectos o m�dulos a relevar, encuentra plena justificaci�n cuando se reconoce la importancia de generar informaci�n que permita apreciar en toda su extensi�n y complejidad la brecha digital. Las diferencias que existen, en esta tem�tica, entre pa�ses y continentes se verifican con cierta facilidad. Pero, quiz�s, a�n m�s profundos y preocupantes son los contrastes que est�n surgiendo al interior de grupos sociales o regiones que hasta hace poco se consideraban homog�neos en materia de capacidades y posibilidades de desarrollo.

En este sentido, parece altamente recomendable que en lugar de tomar a la totalidad de la extensi�n geogr�fica del pa�s como unidad de an�lisis donde aplicar el esquema metodol�gico propuesto, se opte por regiones m�s acotadas. Claro est� que esto representa una nueva exigencia para los sistemas estad�sticos ya que se requieren datos sobre temas que reci�n comienzan a relevarse y su indagaci�n no se realiza de forma regional o local. Por ello, un mismo m�dulo o aspecto puede contener indicadores provenientes de datos cuantitativos cuando se refiere a una ciudad, provincia o distrito importante e informaci�n que resulta de las consultas a expertos para aquellas �reas donde a�n el sistema estad�stico no genera guarismos desagregados. En definitiva, ante la creciente demanda de informaci�n y el inter�s por formular pol�ticas y acciones orientadas a reducir la brecha digital, se ha considerado importante priorizar la generaci�n de respuestas basadas en criterios comunes mediante una metodolog�a que pueda ser aplicada a unidades geogr�ficas o a tem�ticas que no han sido objeto de atenci�n en el pasado. Al mismo tiempo, esta respuesta, que quiz�s resulte parcial o incluso superficial, contribuye a sensibilizar sobre la necesidad de mejorar y extender los estudios y las fuentes estad�sticas.

El car�cter cooperativo de la propuesta

La estructura modular del instrumento tambi�n tiene otra interesante derivaci�n. El hecho de que cada intersecci�n de filas y columnas de la SADA -junto con los sectores que la encuadran- aluda a un aspecto espec�fico del fen�meno de la Sociedad de la Informaci�n hace posible que, una vez consensuado el esquema general y acordado los criterios metodol�gicos b�sicos, cada agente puede atender el m�dulo que le resulte m�s af�n o para el que posea mayores competencias. Esto implica que la red posiblemente pueda verse enriquecida por la participaci�n de otros agentes, adem�s de los responsables de generar la informaci�n, como unidades acad�micas o usuarios calificados. Esta diversidad de agentes puede enriquecer notablemente el sistema de informaci�n.

El car�cter gradual de la propuesta

As�, es muy probable que de las recomendaciones y del trabajo de cada grupo surjan nuevas subfilas y subcolumnas que permitir�n enriquecer el esquema general. Asimismo, cada grupo de desarrollo trabajar� con la expectativa de que sus aportes se sumen y combinen con los realizados por los restantes equipos.

En otras palabras, a trav�s del trabajo coordinado o cooperativo, el esquema y, en especial, la SADA ir� cobrando profundidad. Cada m�dulo surgido de la intersecci�n de filas y columnas puede transformase en una nueva submatriz con sus propios actores y ejes tem�ticos La experiencia acumulada hasta el momento indica que seguramente el abordaje de cada m�dulo requerir� resolver cuestiones te�ricas y pr�cticas de importancia. La construcci�n de indicadores es un desaf�o que no se restringe a la t�cnica de recolecci�n de informaci�n.

Tambi�n requiere, m�s de lo que suele parecer, un s�lido marco te�rico. Antes de comenzar a proponer indicadores para cada m�dulo y proceder a su c�lculo, se necesitar� comprender y conceptualizar el fen�meno que se intenta cuantificar. Sin un marco te�rico s�lido, corre riesgos la posibilidad de identificar correctamente los elementos clave del fen�meno, por lo que los esfuerzos de medici�n pueden distraerse hacia cuestiones que no den cuenta de los pilares constitutivos de los procesos ni de la din�mica de los mismos. En definitiva, parece razonable pensar que cada grupo o cada m�dulo tem�tico deber� comprender y formular un marco conceptual referido a su tema espec�fico (que deber� ser coherente con el esquema general, si es que se aspira a asociar los resultados a los que obtengan otros grupos o equipos), establecer las variables te�ricas e indicadores que den cuenta de los aspectos relevantes del fen�meno bajo estudio y desarrollar los instrumentos que permitan obtener la informaci�n estad�stica requerida.

 



* Centro de Estudios sobre Ciencia, Desarrollo y Educaci�n Superior (REDES), Argentina (www.centroredes.org.ar).

[1] En el marco del Segundo Taller de Indicadores de la Sociedad de la Informaci�n - 27 y 28 de febrero de 2003, Lisboa- organizado por la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnolog�a (RICYT-Programa CYTED) y la Unidade de Miss�o Inova��o e Conhecimento (Presid�ncia do Conselho de Ministros-Portugal), fue presentada una propuesta metodol�gica para la construcci�n de indicadores que den cuenta del estado de avance y las caracter�sticas que asumen en Am�rica Latina los procesos de transici�n hacia la Sociedad de la Informaci�n. Este art�culo presenta un resumen de esta propuesta. La versi�n se puede obtener en www.centroredes.org.ar.