"AYUDA INTERNACIONAL BASADA EN EL CONOCIMIENTO"
�LA QUEREMOS, LA NECESITAMOS?[1]
Rosa-Mar�a Torres, Instituto
Fronesis, Buenos Aires, Argentina, abril de 2001
PRESENTACI�N
Este art�culo
se refiere a la "ayuda basada en el conocimiento (knowdlege-based aid)" seg�n las siguientes perspectivas
espec�ficas: a) una perspectiva "desde el Sur"; b) una
perspectiva cr�tica; c) una perspectiva centrada en Am�rica Latina;
d) una perspectiva centrada en la educaci�n .
Hay pocas
posibilidades de que la anunciada "sociedad del conocimiento" y la
"educaci�n permanente" aporten por s� solas la esperada
"revoluci�n del aprendizaje" y una distribuci�n del conocimiento m�s
equitativa, sin cambios fundamentales en las relaciones Norte-Sur, tanto en las
pautas de cooperaci�n como en los paradigmas del conocimiento y del
aprendizaje. Nunca antes en la historia hab�a habido tanto conocimiento y
tanta informaci�n accesibles ni medios tan diversos y tan poderosos para su
democratizaci�n, ni tampoco se hab�a se�alado de tal manera la importancia del
conocimiento, de la educaci�n y del aprendizaje. Pero tampoco nunca antes el
modelo de "educaci�n bancaria"
tuvo tanta vitalidad y difusi�n a escala global: la educaci�n entendida como una transferencia o dep�sito de
informaci�n y conocimiento, y el aprendizaje
entendido como la recepci�n pasiva de tal operaci�n. Muchos entusiastas
promotores globales de sociedades del conocimiento, de nuevas tecnolog�as en
redes y de educaci�n permanente sue�an hoy con un mundo que se ha transformado
en un aula gigante con pocos y poderosos docentes globales y millones de
asimiladores pasivos de informaciones y de conocimiento v�a telecentros,
computadores e Internet. En una �poca caracterizada por el cambio, la
incertidumbre y la impredictibilidad, los difusores de conocimientos y los
promotores de tecnolog�as ostentan demasiadas certezas acerca del presente y
acerca del futuro. "Lo que funciona" y "lo que no funciona"
se muestran como claras alternativas binarias, dejando sin formular las
preguntas obvias que deben seguir: �d�nde, cu�ndo, para qu�, con qui�n, para
qui�n, en qu� circunstancias? La ret�rica de la "ayuda basada en el
conocimiento" insiste en evitar la discusi�n sobre temas como el poder y
los intereses creados, no s�lo en los gobiernos sino en la sociedad civil, en
los diversos organismos de cooperaci�n y entre ellos.
"AYUDA BASADA EN EL CONOCIMIENTO" PARA
"PA�SES EN V�AS DE DESARROLLO"
�Qu� desarrollo?
�Qu� conocimiento? �Qu� tipo de ayuda? �Qui�nes, en los "pa�ses"?
No hay nada
nuevo en cuanto a la "ayuda basada en el conocimiento". La
transferencia de conocimientos a los "pa�ses en v�as de desarrollo"
en forma de asistencia t�cnica siempre ha sido la raison d' �tre de los organismos y agencias internacionales.�
"Ayuda
basada en el conocimiento" es, esencialmente, "ayuda basada en la
asimetr�a Norte / Sur": dador / receptor, desarrollado / no desarrollado,
conocimiento / ignorancia, ense�ar / aprender, pensar / actuar, recomendar /
seguir la recomendaci�n, crear / aplicar. El Norte se ve a s� mismo b�sicamente
como un proveedor de conocimiento, y ve al Sur como un consumidor de
conocimiento. El Norte piensa, conoce, difunde, diagnostica, planifica, crea
estrategias, realiza y valida investigaciones, proporciona asesoramiento,
modelos, lecciones aprendidas y hasta listas de perfiles deseados. El Sur
desconoce, aprende, recibe, aplica, instrumenta. El Norte produce, sintetiza y
difunde conocimiento; El Sur produce
datos e informaci�n. El Norte produce
recomendaciones de pol�tica global a ser traducidas, por el Sur, en Planes
Nacionales de Acci�n.
A los fines de
la cooperaci�n internacional, se ha pensado en general a los "pa�ses"
como equivalentes a sus gobiernos. La
cooperaci�n con los gobiernos ha ocupado el lugar de la cooperaci�n con los pa�ses y el pueblo de estos pa�ses, evit�ndose as� cuestiones cr�ticas
relacionadas con la representatividad de los gobiernos en t�rminos de inter�s
p�blico y nacional. Y los organismos o agencias que han ampliado esta
percepci�n de los "pa�ses" incorporando la noci�n de "sociedad
civil" pueden considerarse de tendencia ONG, en el sentido de que suelen
ignorar, de manera simplista y estrecha, los diversidad de quienes interact�an
en las sociedades civiles reales: partidos pol�ticos, movimientos sociales, la
comunidad acad�mica, sindicatos, asociaciones populares, medios masivos,
empresas privadas, iglesias, etc.
�Estamos, nosotros, el Sur, esforz�ndonos y
dirigi�ndonos hacia el "desarrollo"?
El
"desarrollo" (en el sentido de progreso)
parec�a una meta que se pod�a alcanzar en los a�os setenta y ochenta. En los
noventa y a comienzos de la d�cada del 2000, el t�rmino mismo desarrollo ha desaparecido pr�cticamente
tanto del discurso pol�tico y acad�mico cuanto del debate social y de las
expectativas sociales del Sur. El discurso y los objetivos del desarrollo han
sido sustituidos consignas como "el alivio de la pobreza", "la
ayuda para la deuda", "la lucha contra el desempleo", "las
mejoras de la calidad de la educaci�n", etc. En general la idea es m�s de
"revertir la tendencia a la declinaci�n" que de "garantizar el
desarrollo". El verdadero sentido de desarrollo,
tanto por su significaci�n cuanto por las estrategias que lo posibiliten, no es
de ninguna manera consensual y sigue siendo tema de debate y de controversia no
solo en el Norte y en el Sur sino tambi�n entre organismos y agencias
internacionales y dentro de ellos.
�Existe algo llamado
"conocimiento del desarrollo"?
�En qu� medida
depende el "desarrollo" del conocimiento? �Qu� tipo de conocimiento
es necesario para que el "desarrollo" tenga lugar en contextos
"no desarrollados"? �Existe algo llamado as� como un
"conocimiento del desarrollo" en general? �Y est� disponible, en
espera de ser "difundido" o transferido a una determinada
"capacitaci�n t�cnica"? �Qui�n posee tal conocimiento capaz de
permitir el desarrollo? �Se trata de un problema de difusi�n y de capacitaci�n
t�cnica? Muchas de estas preguntas son ya respuestas, o bien quedan sin
formularse en el �mbito de la cooperaci�n internacional. Los organismos
respectivos, deben estar al tanto,
como maestros de escuela, -o act�an como si lo estuvieran- ya que en eso
consiste su funci�n y su trabajo. Y, como malos maestros, no esperan mucho de
sus alumnos y piensan en lugar de ellos. Los organismos piensan en clientes
�vidos de diagn�sticos prefabricados, de recetas f�cilmente transportables y success stories repetibles. La
cooperaci�n internacional convencional ha trabajado a partir de esta idea
central: los problemas los tiene el Sur, y las soluciones, el Norte. Si la
soluci�n propuesta no funciona, se puede proponer una nueva soluci�n, y los
pa�ses ser�n responsables del fracaso. As� como una mala capacitaci�n docente
da como resultado que los docentes incorporan nuevos t�rminos, sin cambiar ni
sus concepciones ni sus pr�cticas, los organismos de cooperaci�n han
incorporado t�rminos pol�ticamente correctos a su jerga, tales como participaci�n, consulta, transparencia, responsabilizaci�n, delegaci�n de poder y apropiaci�n
atribuy�ndoles otro significado.
El ("buen")
conocimiento, �se encuentra solamente en el Norte?
El
conocimiento producido en el Sur es descalificado, cuando no se le ignora
totalmente. Quienes leen acerca de la educaci�n solamente en publicaciones
producidas en el Norte probablemente lleguen a la conclusi�n de que no existe
ni investigaci�n ni vida intelectual ni debate sobre la educaci�n fuera de
Norteam�rica y Europa, as� como que la gran mayor�a de los trabajos respectivos
est�n escritos en ingl�s. Y sin embargo, se da en el Sur una vasta actividad de
investigaci�n y de producci�n intelectual, en su mayor�a de calidad similar o
superior a la del Norte, cosa en general invisible en el Norte. La arrogancia y
el prejuicio son una explicaci�n, as� como tambi�n las limitaciones ling��sticas.
Mientras que los investigadores e intelectuales en el Sur suelen ser
pluriling�es o, cuando menos, lectores biling�es, muchos investigadores en el
Norte son solo monoling�es (sobre todo los angl�fonos), limitando su acceso a
la producci�n intelectual disponible a nivel mundial. Lo cual no les impide
hablar en representaci�n de todo el mundo y del "mundo en desarrollo"
en particular, aun cuando solo tengan acceso a s�ntesis producidas en el Norte
de investigaciones producidas en el Sur. Ser un profesional con el objetivo de
desempe�ar seriamente funciones profesionales a nivel internacional requiere
hoy no solamente equipos pluridisciplinarios, sino tambi�n pluriling�es.
�Es el "buen"
conocimiento un conocimiento especializado?
Las
consecuencias perversas de la manera de organizaci�n del asesoramiento
especializado en el Sur son enormes. La cultura especializada potencia los
abordajes tecnocr�ticos y elitistas, y la participaci�n
y la consulta social aparecen como meras concesiones a la
democracia y no como necesidades objetivas de una acci�n pol�tica. Esta cultura
promueve la separaci�n entre pensadores y reformadores, por una parte, y
ejecutantes e implementadores, por otra, tanto a escala nacional como a escala
mundial global. Reafirma la tradici�n de radicar los problemas en el espacio de
su aplicaci�n e implementaci�n, y nunca en el espacio de quienes diagnostican,
planifican y formulan pol�ticas. Las pol�ticas y las reformas eficaces y
duraderas requieren no solamente un conocimiento especializado (bueno y
pertinente), sino tambi�n conocimiento y toma de decisiones (expl�citos e
impl�citos, cient�ficos o no cient�ficos) por parte de aquellos a quienes esto
afecta. La puesta en pr�ctica de las pol�ticas hasta ahora muestra la constante
insuficiencia del conocimiento especializado y la indispensable necesidad de
consulta, participaci�n y apropiaci�n -por parte de gobiernos, instituciones,
grupos o individuos- no solo para la aplicaci�n sino como condici�n de una
buena concepci�n y dise�o de estas pol�ticas.
�Es el "conocimiento
especializado" un buen conocimiento?
Los
especialistas cometen y han cometido muchos errores costosos. La relaci�n opaca
entre la validaci�n del conocimiento y el poder (del organismo de cooperaci�n)
es un factor cr�tico, que no se suele mencionar. Muchas ideas y tendencias
llegan a ser dominantes no necesariamente por sus m�ritos o por su eficacia
comprobada para explicar o transformar realidades, sino porque existe un poder
ideol�gico, pol�tico, financiero que las sustenta.
�Son lo mismo informaci�n, comunicaci�n, conocimiento,
educaci�n y aprendizaje?
Informaci�n, conocimiento, educaci�n, aprendizaje son cosas que suelen confundirse y palabras que
se usan de manera indistinta. Ignorando el conocimiento cient�fico admitido al
respecto y siguiendo la tradici�n del modelo de la educaci�n escolar bancaria, conocimiento y aprendizaje
se siguen� considerando en t�rminos de acceso (a la escuela en un primer
momento, a la computadora y a Internet ahora) y/o difusi�n (de informaci�n, de conocimiento, de lecciones aprendidas,
de modelos a repetir). Hay razones para pensar que esta
trivializaci�n y confusi�n no son un mero resultado de la ignorancia sino
tambi�n algo deliberado. Sin un an�lisis serio de Norte y Sur, la investigaci�n
y el debate sobre estos temas y sus implicaciones en una "sociedad� del conocimiento y del aprendizaje"
global y la " revoluci�n del aprendizaje" pueden no ser sino una
nueva falsa alarma, una ilusi�n creada por la revoluci�n tecnol�gica, una
revoluci�n s�lo para pocos, con muchas v�ctimas y enormes lagunas, controlada
por poderes centrales y apoyada por fuertes intereses econ�micos.
�Existe una relaci�n positiva entre conocimiento
(especializado) y decisiones (eficaces)?
La experiencia
del Pronunciamiento Latinoamericano por una Educaci�n para Todos[2]
representa un desarrollo innovador y promisorio, que contradice los modelos de
ayuda Norte / Sur tradicionales: es una iniciativa end�gena, nacida en Am�rica
Latina de manera independiente y que se hace en espa�ol y en portugu�s (la apropiaci�n es aqu� un hecho, no una
concesi�n). No se trata de una ONG, sino de un movimiento social que abarca a
un vasto espectro de sectores y de grupos diversos, incluyendo a la sociedad
civil, el gobierno y los organismos de cooperaci�n. La� informaci�n que se difunde de manera regular
entre los participantes es a la vez local, regional y global; se trabaja de
manera voluntaria, sin financiamiento internacional y con autonom�a intelectual
y financiera totales.
�QUEREMOS Y NECESITAMOS "AYUDA BASADA EN EL
CONOCIMIENTO"?
�Por qu� raz�n
desear�amos este tipo de cooperaci�n? Ha sido ineficaz y costosa, ha aumentado
nuestra dependencia y nuestra deuda externa, no nos ha permitido desarrollar
nuestros recursos humanos (mientras pagamos el aprendizaje de consultantes
extranjeros para hacerse especialistas de nuestros pa�ses); no nos ha permitido
identificar ni desarrollar nuestras propias ideas, investigaciones, reflexi�n,
alternativas, modelos. Y no nos ha permitido aprender, tampoco, de sus �xitos y
de sus errores.
�Necesitamos realmente este tipo de
ayuda? Si no en todos, en la gran mayor�a de los pa�ses del Sur contamos con
profesionales capaces de adquirir los conocimientos necesarios y
suficientemente competentes para establecer pol�ticas y reformas educativas
sanas y sensatas. Por otra parte, si estos compatriotas calificados y
convencidos (as� como los extranjeros con estas actitudes capaces de asumir
estos ideales como propios) tienen las siguientes importantes ventajas con
respecto a los consultantes externos: conocen el idioma nacional / local,
comparten la historia y la cultura del lugar y aman a su pa�s. Motivaci�n,
empat�a, apropiaci�n, sentimiento y orgullo de la propia identidad, sentimiento
de formar parte de un proyecto de construcci�n colectiva, son ingredientes
clave de una pol�tica y de una acci�n social eficaces y duraderas. La
diferencia entre vivir en un pa�s y visitarlo en ocasi�n de misiones t�cnicas
es de importancia. Los consultantes externos pueden dejar ideas, documentos y
recomendaciones, pero quienes viven en el pa�s, la regi�n o la comunidad van a
llevar cabo el trabajo. La separaci�n y la diferenciaci�n de funciones y roles
entre quienes piensan y recomiendan, por una parte, y quienes aplican tratando
de seguir las recomendaciones, por otra, da lugar a una no apropiaci�n� (o a una falsa apropiaci�n) y al
consiguiente fracaso.
Unas
pocas conclusiones y recomendaciones finales
Si los organismos quieren realmente cooperar con el Sur, deben poder
aceptar la necesidad de realizar cambios de importancia en su manera de pensar
y de actuar. No se trata de hacer m�s de lo mismo ni de mejorar los mecanismos
y las relaciones actuales de cooperaci�n. Lo que hace falta es un tipo de cooperaci�n diferente, que
permita trabajar a partir de otros presupuestos y reglas que deben ser
discutidos en su concepci�n con el Sur, en el marco de un di�logo profesional. Asociarse, pero no para trabajar como
hasta ahora.
�Qu� pueden
hacer los organismos de cooperaci�n para ayudar al Sur?
�
Trabajar no solo en
direcci�n del Sur sino tambi�n, incrementar el trabajo en direcci�n del Norte.
�
Reconocer la� diversidad y actuar en consecuencia.
�
Corregir los
presupuestos de la cooperaci�n internacional que se basan en la asimetr�a y
la� unidireccionalidad.
�
Apoyar la
observaci�n social y dar mayor relieve al di�logo con el Sur.
�
Comprender de manera
m�s sensata y con abordajes cr�ticos la informaci�n, el conocimiento, la
educaci�n y el aprendizaje.
�
Que m�s problemas y
m�s aprendizaje sean compartidos.
�
Ayudar a los pa�ses
a identificar y desarrollar sus propios recursos y capacidades humanas.
[1]
Versi�n abreviada de un texto preparado para el seminario internacional
"Development Knowledge, National Research and International
Cooperation", CAS/DSE/NORRAG, Bonn, 3-5 de abril de 2001, incluido en:
Gmelin, W., King, K., McGrath, S. (eds.), Knowledge, Research and
International Cooperation, University of Edinburgh, 2001. La versi�n
completa, con las referencias correspondientes, puede leerse en http://funredes.org/mistica/english/cyberlibrary/participants/docuparti/eng_doc_08/.