COMUNIDADES Y PORTALES CIUDADANOS: �PARA QUE?

REFLEXIONES DESDE UNA VISION SOCIAL SOBRE INTERNET

 

Rub�n Araya Tagle[1]

 

Los portales y comunidades virtuales, tal y como los conocemos hoy, constituyen entidades de reciente data dentro de la web. La popularizaci�n de estos conceptos ha tenido una gran influencia en los discursos y acciones en el �mbito de la denominada �Internet ciudadana�[2], donde suelen ser concebidos como herramientas que pueden dar respuesta a lo que muchos han considerado el segundo problema clave a resolver luego de la conectividad: el �d�ficit en la infoestructura social p�blica�. Sin embargo, el gran entusiasmo despertado por estos instrumentos, impregnado de cierto determinismo que suele confundir las caracter�sticas tecnol�gicas con sus posibles formas de uso e implementaci�n, pareciera olvidar que tras las computadoras y sistemas de telecomunicaciones hay actores concretos y estructuras de poder y exclusi�n social. Es en este contexto que desde la sociedad civil han surgido visiones cr�ticas que cuestionan ciertos aspectos de la concepci�n y dise�o de estos medios, planteando la necesidad de subordinar cualquier consideraci�n acerca de su pertinencia y relevancia a un an�lisis previo sobre los resultados, efectos e impactos sociales que se puede lograr con ellos, as� como de los requerimientos, condiciones y supuestos bajo los cuales esto se considera factible, viable y deseable.

De esta forma, la pregunta por las comunidades y portales ciudadanos se enmarca en una discusi�n m�s global acerca del sentido de las iniciativas y pol�ticas p�blicas donde ellos se insertan, lo que lleva a plantear interrogantes como: �Cu�les son las necesidades y prop�sitos hacia los cuales estos portales sociales o ciudadanos contribuyen y/o podr�an contribuir? �De qu� manera podr�an convertirse en herramientas �tiles para apoyar acciones y procesos infocomunicacionales concretos en el �mbito ciudadano? �C�mo y en qu� condiciones podr�an ayudar a mejorar la inclusi�n digital y con ello aportar al desarrollo social y al fortalecimiento de la democracia?

�Brecha informacional o derecho a la informaci�n y la comunicaci�n?

Para situar estas interrogantes en un plano de an�lisis de pol�ticas p�blicas, conviene realizar una mirada m�s general sobre la infoestructura social p�blica y las formas como �sta puede ser concebida como objeto de pol�ticas, considerando tanto los principios como las acciones involucradas en ello. Para esto adoptamos como piedra angular las premisas de la denominada �visi�n social de Internet� [3], en la cual se cuestiona el concepto de brecha digital afirmando que el problema de fondo en la exclusi�n tecnol�gica se encuentra en las brechas sociales, econ�micas, pol�ticas y culturales existentes dentro y entre las sociedades.

Examinando las principales experiencias y debates en relaci�n a este tema, es posible distinguir dos corrientes o visiones principales[4]:

-         Una visi�n dominante que considera que el principal desaf�o es la brecha informacional, que se manifiesta como un d�ficit en el desarrollo de la infoestructura social de car�cter p�blico. De all� que su prioridad se centre en promover el desarrollo y producci�n de contenidos, servicios y aplicaciones social y culturalmente relevantes para la poblaci�n, teniendo como principio rector la �universalizaci�n del acceso a la informaci�n p�blica y los servicios ciudadanos�, con �nfasis en los sectores m�s vulnerables o excluidos de la sociedad. El supuesto que hay detr�s es que, una vez generada la infoestructura social p�blica, estar�n dadas las condiciones para que las personas puedan aprovechar equitativamente las ventajas y beneficios que involucra el acceso a la Internet, mejorando sus posibilidades de acceder a la educaci�n, la informaci�n y el conocimiento, incrementando sus oportunidades laborales y econ�micas, y facilitando su participaci�n en los asuntos p�blicos de sus comunidades.

-         Una visi�n alternativa que se�ala que detr�s de esta brecha informacional existe una situaci�n estructural de dependencia y subordinaci�n cuyas causas sociales, econ�micas, pol�ticas y culturales son las mismas que originan la brecha digital. Esta situaci�n se expresa en desigualdades sociales a nivel de las capacidades de acceso, uso y apropiaci�n de los medios de informaci�n y comunicaci�n,que a su vez conducen a que el desarrollo de las TIC, de la informaci�n y las comunicaciones en general resulte hegemonizado por los intereses y perspectivas de los grupos dominantes que concentran su propiedad y control. De all� que la prioridad deba ser propiciar el acceso participativo, universal, democr�tico e inclusivo a la informaci�n y a las tecnolog�as y medios de comunicaci�n, teniendo como principio rector la �universalizaci�n de los derechos a la informaci�n y la comunicaci�n� [5], con �nfasis en la protecci�n y ampliaci�n del dominio p�blico. Bajo este enfoque se asume que la brecha informacional debe ser atacada en forma conjunta con las dem�s brechas que impiden el acceso, uso y apropiaci�n social equitativa y solidaria de estas tecnolog�as y medios, para as� romper este c�rculo vicioso.

Al contrastar ambos enfoques queda de manifiesto que, aunque la universalizaci�n de la informaci�n p�blica y de los servicios ciudadanos sea un aspecto relevante, no se trata de un principio en s� mismo sino s�lo de un medio. Resulta evidente adem�s que la mera disponibilidad de contenidos y servicios �para� la poblaci�n no es ni puede ser suficiente para lograr transformaciones significativas en la situaci�n de desigualdad en materia de apropiaci�n social de los medios y tecnolog�as, de manera que el enfoque de desarrollo �desde arriba�, tal y como est� definido actualmente, en �ltimo t�rmino s�lo reproduce la brecha informacional, y no garantiza su car�cter democr�tico, participativo, inclusivo y universal.

A partir de esta diferencia a nivel del problema y de los principios, ambos enfoques siguen tambi�n caminos diferentes a la hora de proponer acciones:

-         Para la visi�n dominante las acciones a emprender se relacionan con el desarrollo de servicios electr�nicos orientados a los/as ciudadanos/as por parte de aquellos organismos e instituciones que administran, gestionan y proveen informaci�n y/o servicios de car�cter p�blico. Se plantea adem�s la necesidad de llevar a cabo acciones de comunicaci�n educativa orientadas a facilitar el acceso y uso masivo de la poblaci�n a los contenidos y servicios disponibles, as� como de promover el desarrollo de portales y otros medios digitales locales que permitan dotar a los telecentros y dem�s iniciativas de infocomunicaci�n comunitaria de una infoestructura social b�sica acorde con las necesidades e intereses de sus comunidades.

-         Para la visi�n alternativa, estas acciones no son ni pueden ser suficientes para resolver los problemas de fondo. As�, mientras en la visi�n dominante los/as usuarios/as son entendidos como receptores, beneficiarios, clientes o consumidores de informaci�n y servicios, en la visi�n alternativa se asume que para que estos instrumentos puedan servir para el empoderamiento y el desarrollo humano, es necesario que ellos mismos puedan ser objeto de intervenci�n por parte de quienes los utilizan. De all� que los esfuerzos deban orientarse a asegurar condiciones para que las diversas personas, grupos y comunidades puedan participar activamente en la gesti�n y control de las tecnolog�as, medios y recursos de informaci�n y comunicaci�n, asumiendo roles como emisores, productores y desarrolladores, tanto en forma individual como colectiva. Para ello se hace necesario delinear estrategias m�s integrales de intervenci�n que incorporen un conjunto amplio de acciones, entre las que pueden se�alarse:

-         Fortalecimiento del dominio p�blico mediante la creaci�n de bienes colectivos globales que garanticen el acceso universal a la informaci�n y la comunicaci�n.

-         Fomento de redes y colectivos electr�nicos sin fines de lucro que aseguren la producci�n y circulaci�n abierta, plural y diversa de informaci�n y contenidos relevantes para el desarrollo humano.

-         Promoci�n de iniciativas de participaci�n �desde� y �hacia� la comunidad que incluyan el uso tradicional e innovador de la comunicaci�n y de herramientas de gesti�n de informaci�n, especialmente a nivel local.

-         Acciones educativas y de capacitaci�n que permitan superar las barreras t�cnicas, culturales y ling��sticas para el uso y apropiaci�n social de las tecnolog�as y medios de informaci�n y comunicaci�n, y contribuyan a desarrollar nuevos imaginarios tecnol�gicos y capacidades sociales desde identidades y perspectivas culturales locales, regionales y nacionales.

-         Fomento al desarrollo de tecnolog�as de informaci�n y comunicaci�n alternativas, abiertas y libres, que permitan recoger e integrar los saberes tecnol�gicos y pr�cticas comunicacionales de las diversas comunidades y grupos.

En este enfoque se entiende adem�s como una necesidad prioritaria la participaci�n activa en las acciones, tanto a nivel de la ejecuci�n como del propio dise�o y evaluaci�n, de diversos actores que en la visi�n dominante asumen un rol m�s bien secundario o subordinado, como son: las organizaciones de la sociedad civil, los gobiernos locales, los micromedios y radios comunitarias, los telecentros, los sectores acad�mico y educacional y el sector privado sin fines de lucro, entre otros.

Portales y comunidades virtuales para una Internet ciudadana.

Existen muchas definiciones y descripciones diferentes acerca de lo que son los portales y comunidades virtuales, la mayor�a de las cuales se centran en enunciar y tipificar los contenidos y servicios que �stos ofrecen a sus usuarios. No obstante, lo que la mayor�a de estas definiciones pasa por alto es que los portales y comunidades virtuales efectivamente existentes son medios electr�nicos de intermediaci�n social, que, m�s all� de las potencialidades te�ricas de la tecnolog�a, han sido deliberadamente dise�ados y modelados como aplicaciones para ciertos fines.

Esto significa que no son neutros ni transparentes, pues llevan impl�citas en sus concepciones diferentes modelos de organizaci�n e interacci�n social, los cuales definen estructuras de roles, normas y mecanismos de control, que a su vez se vinculan a diversas tramas de relaciones sociales entre actores sociales del mundo real. De esto se concluye que el enfoque y las opciones que se adopten, impl�cita o expl�citamente, para comprender y organizar los espacios donde se usen estas herramientas, tendr� profundas implicaciones y consecuencias tanto en la concepci�n y desarrollo mismo de los artefactos tecnol�gicos, como en los resultados, efectos e impactos sociales que se podr� lograr con ellos, acotando la utilidad que podr�n tener en relaci�n a determinadas pol�ticas o estrategias[6].

El enfoque prevaleciente en los portales comerciales tiene una estrecha relaci�n con el paradigma liberal y la l�gica de mercado, enfatizando la implantaci�n de modelos de negocio desde una concepci�n individualista sobre lo social (los p�blicos como multitudes de individuos atomizados), un enfoque que privilegia lo cuantitativo sobre lo cualitativo (atraer a la m�xima audiencia posible), con un marcado sesgo racionalista (segmentar, diferenciar e identificar a los usuarios con contenidos y servicios espec�ficos) y una visi�n instrumentalista de la acci�n (retener y fidelizar a los usuarios entreg�ndoles algo a cambio).

Muchas comunidades y portales que abordan aspectos relacionados con el desarrollo social y el inter�s p�blico han buscado hacer expl�cita su diferenciaci�n respecto del enfoque anterior, proponiendo la noci�n de una �Internet ciudadana�, como espacio alternativo a la �Internet comercial�. En esta l�nea encontramos tanto experiencias estatales como del amplio espectro de la sociedad civil, adem�s de una gran cantidad de peque�os proyectos e iniciativas a nivel comunitario. No obstante, la pluralidad de modelos y la misma polisemia del concepto de ciudadan�a dificultan la posibilidad de encontrar elementos y sentidos comunes entre ellas.

En la mayor�a de los portales del sector estatal predominan los enfoques asistenciales y universalistas, centrados en la provisi�n de servicios p�blicos electr�nicos a los/as ciudadanos/as y, en menor escala, en aspectos como la entrega de informaci�n p�blica para la transparencia y la rendici�n de cuentas, y la generaci�n de canales cerrados de comunicaci�n individual entre ciudadanos/as y gobierno[7]. Estos modelos suelen enfatizar la noci�n de e-gobierno por sobre la de e-democracia, combinando modalidades de organizaci�n interna basadas en la constituci�n de redes intergubernamentales (el Estado-Red), con modalidades tradicionales y burocr�ticas de relaci�n con los usuarios con estructuras jer�rquicas y esquemas centralizados del control y comunicaci�n. Este enfoque comparte con el de los portales comerciales una concepci�n individualista de las personas entendidas m�s como clientes que como ciudadanos, lo que se traduce en una l�gica �prestador-usuario�.

Por su parte, en el �mbito de la sociedad civil existe una gran variedad de experiencias en torno a portales, comunidades y redes que han desarrollado algunos modelos alternativos, donde destacan los usos para construir comunidades de pr�ctica, crear canales medi�ticos alternativos y organizar campa�as pol�ticas[8]. Los enfoques utilizados han sido diversos, pero tienen en com�n el empleo de una l�gica cooperativa que se orienta a generar estructuras m�s horizontales y esquemas descentralizados y distribuidos de comunicaci�n y control, con modalidades colectivas y flexibles de relaci�n que combinan la interdependencia con la autonom�a de cada una de sus partes.

�D�nde situar �lo ciudadano�? En su configuraci�n actual, el �mbito ciudadano abarca todos los espacios y dimensiones donde se construyen las agendas p�blicas y se adoptan las decisiones sobre los asuntos p�blicos, cruzando los escenarios local, nacional, regional y global, e implicando en diversos niveles a todos los actores sociales concretos de los diferentes sectores que intervienen en este dominio (sector estatal, sector privado y sociedad civil). Desde esta aproximaci�n, podemos definir en t�rminos gen�ricos a los portales y comunidades virtuales ciudadanas como espacios virtuales colectivos constituidos socialmente con el prop�sito de intervenir en las esferas p�blicas. La finalidad de estos espacios ser�a as� contribuir a la generaci�n de efectos sociales y/o pol�ticos en el mundo real, por lo que un aspecto central es que quienes participen en ellos sean ciudadanos/as y actores sociales concretos con relaciones e intereses en �l, para que as� sus interacciones virtuales puedan traducirse en concertaciones, pr�cticas y acciones en espacios no virtuales. Seg�n esta definici�n, no todos los portales y comunidades virtuales adscritos a la llamada �Internet ciudadana� ser�an en estricto sentido �ciudadanos�. Y hay muchos otros que quedar�an incluidos dentro de esta categor�a, aunque desde un enfoque tradicional sobre la esfera p�blica parecer�an acercarse m�s al �mbito de lo privado por abordar necesidades e intereses de minor�as y sub-grupos. El elemento clave para la distinci�n se encuentra en la conectividad social que estos medios hacen posible a trav�s de sus modelos de gesti�n, entendida como la capacidad de articulaci�n colectiva y de incidencia en las realidades concretas.

Los portales y comunidades virtuales ciudadanas se perfilan como herramientas de gran valor estrat�gico para propiciar el desarrollo de una infoestructura social p�blica democr�tica, participativa, inclusiva y universal, en la medida en que puedan contribuir a coordinar acciones y articular conversaciones sociales que respondan a las necesidades, expectativas, intereses y aspiraciones de las diferentes personas, actores, grupos y comunidades, en diferentes niveles y esferas del espacio p�blico.

Sin embargo, para que ello sea posible ser� necesario que la promoci�n y desarrollo de estos espacios virtuales se constituya como un aspecto prioritario en las pol�ticas de desarrollo de la infoestructura social p�blica, y que sea abordado desde una perspectiva que considere las necesidades de avanzar tanto en el empoderamiento social y tecnol�gico como en el fortalecimiento de los derechos sociales a la informaci�n y la comunicaci�n.

Los espacios y medios de infocomunicaci�n ciudadana necesitan adem�s disponer de recursos y marcos regulatorios que respeten y preserven su autonom�a e independencia de los gobiernos y las corporaciones comerciales. En este sentido, una importante responsabilidad de los estados es garantizar el acceso p�blico a estas tecnolog�as y medios otorg�ndoles un status de bienes comunes universales.

Pero el desarrollo de la Internet ciudadana no ser� posible en los t�rminos planteados si los/as ciudadanos/as no cuentan con capacidades de acceso y control sobre recursos t�cnicos significativos. En esta materia, la posibilidad de acceder, gestionar y administrar servicios y aplicaciones de calidad y de apropiarse de est�ndares t�cnicos abiertos y libres, constituyen aspectos de particular importancia.



[1] Investigador Social, Desarrollador de Software y Director de Multimedios. Coordinador Ejecutivo de los portales ciudadanos sociedadcivil.cl y ong.cl, Director del Proyecto de software colaborativo �Interacci�n Virtual�, Investigador y docente de la Universidad Bolivariana de Chile.

[2] Entendemos en t�rminos gen�ricos a la �Internet ciudadana� como el conjunto de usos y apropiaciones sociales de la Internet orientados a intervenir en los asuntos p�blicos de las sociedades, tanto a nivel local como nacional, regional y global.

[3] La "visi�n social de Internet" constituye un enfoque alternativo desarrollado en forma colectiva por m�ltiples investigadores y activistas de Latinoam�rica y el Caribe, en el marco de un proceso de reflexi�n sobre el tema de la brecha digital, la sociedad de la informaci�n y el impacto social de Internet. Este alternativo sostiene que para que las TIC e Internet puedan contribuir al desarrollo social y a reducir las dem�s brechas sociales se requiere avanzar simult�neamente tanto en el acceso equitativo como en el uso con-sentido y la apropiaci�n social de estas tecnolog�as, y no s�lo en el incremento de la conectividad. Ver �Trabajando la Internet con una visi�n social�, Documento colectivo de la Comunidad Virtual MISTICA para el proyecto OLISTICA, http://funredes.org/mistica/castellano/ciberoteca/tematica/esp_doc_olist2.html.

[4] Este an�lisis adopta y ampl�a el desarrollo propuesto en: Mart�nez Juliana, �Visi�n social de la Internet y pol�ticas p�blicas: Ideas para debatir estrategias de incidencia desde la sociedad civil�, Fundaci�n Acceso, Agosto 2000, http://www.idrc.ca/pan/panlacjulaant.PDF.

[5] Esta perspectiva est� siendo planteada y debatida en el marco de la �Campa�a por los Derechos de Comunicaci�n en la Sociedad de la Informaci�n� (CRIS). El sitio web de este movimiento se encuentra en http://www.crisinfo.org.

[6] Muchas experiencias que no han logrado los resultados que esperaban, han cometido precisamente el error de trasplantar actividades humanas al mundo digital sin considerar la compleja relaci�n existente entre el mundo social y el espacio virtual, pretendiendo en gran medida subordinar el primero al segundo.

[7] Un an�lisis sobre este tema se encuentra en: "El Papel del Ciudadano y de las OSC en el e-Gobierno: Un estudio de gobierno electr�nico en ocho pa�ses de Am�rica Latina y el Caribe". K. Reilly - Ra�l Echeverr�a. APC, 2003.

[8] Una caracterizaci�n de algunas de estas experiencias se encuentra en: "Comprender los portales de la sociedad civil: contenidos en l�nea y modelos comunitarios para el sector de OSC", M. Surman. APC, 2002.